Popularmente cuando se escucha la palabra meditación se cree que es, ya sea la acción de reflexionar acerca de nuestro comportamiento o bien la contemplación de alguna situación en particular. Sin embargo, el término meditación significa colocar la atención de manera intencional dentro de nosotros mismos, sin esfuerzo, alejándonos de los sentidos ligados al cuerpo físico. Esto no incluye el acto de pensar deliberadamente o reflexionar sobre un comportamiento o situación, o bien colocar nuestra atención en objetos externos como cuando contemplamos la naturaleza. Al meditar entramos en contacto con un estado de conciencia y relajación que habilita en el practicante un estado de bienestar en cualquier actividad de la vida.
Este estado de relajación, meditación y conciencia no se hace tan evidente en nuestro día a día cuando nos encontramos inmersos en el orden desordenado del mundo físico. Sin embargo, es un estado al que todos podemos tener acceso con tan sólo cerrar nuestros ojos y colocar nuestra atención suavemente en nuestro centro, sin juzgar el momento presente, aceptándolo tal y como es, respirando esa fuerza de vida y conciencia que se cultiva al dejar descansar la mente en el centro.
Otro concepto erróneo que se deriva de la palabra meditación es el hecho de que al meditar hay que “vaciar la mente” o “dejar la mente en blanco”. Si bien es cierto que con la práctica, la relajación enfocada y espacio que se cultiva al meditar puede asemejarse a “tener la mente en blanco”, ese no es el objetivo principal de la meditación. Es más, el concepto de “vaciar la mente” implica un esfuerzo por parte del practicante en realizar la acción de vaciar la mente. Al meditar, por el contrario, al practicante se le invita a soltar todo esfuerzo o intención de hacer o forzar a la mente a calmarse. Se le invita a suavemente enfocar la atención en el centro del cuerpo o en la respiración.
Al meditar colocamos mucho énfasis en las palabras “sin esfuerzo”, ya que la meditación no es un espacio donde también tengamos que hacer, hacer, hacer como en nuestro día a día. Es más bien un espacio, donde podemos soltar el hábito de hacer, soltando el esfuerzo y dejarnos ser, colocando nuestra atención suave y gentilmente en un punto, dejando que la mente se calme, dejando que el estado meditativo nos encuentre, nos envuelva y nos inunda, calmándonos desde nuestro mismo interior, revelándonos en el silencio la naturaleza de nuestra existencia.
Stephanie Bianchi
s.bianchidl@gmail.com
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